Hacen fiestas y practican deportes de contacto hasta con desconocidos y sin protección. Ya organizan y van a paseos grupales, a parrilladas, cangrejadas… Y en ciudades costeñas como en Guayaquil ya volvieron a instalar las piscinas inflables en las calles de los barrios, donde juegan los niños de la casa y los vecinos.
Al ser consultados, varios ciudadanos se justifican y dicen que con quienes comparten estos momentos sociales no tienen COVID-19. Y mientras estas situaciones se replican en diversas localidades, los casos de contagios también aumentan en el país.
Solo en el reporte oficial del Ministerio de Salud Pública (MSP) del domingo 25 hubo un incremento de 2.021 casos de COVID-19 confirmados en comparación con el reporte 233 que correspondía al corte del sábado 24 de octubre, donde se reportaron 1.344 casos en 24 horas.
Así, con el reporte de ayer, Ecuador alcanzó los 161.635 casos confirmados de COVID-19, mientras el sábado 24 la cifra fue de 159.614, según el MSP. Y el número de fallecidos subió ayer a 12.553, entre confirmados y probables.
Ya los médicos y epidemiólogos venían diciendo que una parte de la ciudadanía se está confiando y relaja demasiado las medidas de bioseguridad, que hay que extremar cuidados para evitar más contagios y posibles rebrotes.
Y en el informe más detallado de ayer, las autoridades del Ministerio de Salud piden a la ciudadanía que se mantengan las medidas de prevención, que no se confíen y que no asuma que “a mí no me ha de dar”, pues esto último conlleva “el altísimo riesgo de nuevos brotes”, cita la publicación del ente, que hace énfasis en cumplir con el lavado de manos, con la limpieza de superficies, con el uso de mascarilla y el distanciamiento social.
De los 2.021 nuevos casos del informe de ayer, 1.684 están en la provincia de Pichincha. Y de estos nuevos casos de coronavirus reportados en las últimas 24 horas, casi el 80 % corresponden a Quito, con 1.609 contagios de COVID-19.
Incluso el alcalde de Quito, Jorge Yunda, confirmó ayer, por redes sociales, que también estaba contagiado con COVID-19, pese a que se ha protegido durante las actividades diarias que realizaba.
De acuerdo con las cifras, Pichincha es la provincia que reporta un significativo aumento de contagios. El sábado tenía 53.387 y este domingo subieron a 55.071 (es decir, 1.684 casos en un día).
“El porcentaje acumulado de positividad de la prueba RT-PCR, analizado en las cuatro últimas semanas, muestra un incremento sostenido en Los Ríos y Santa Elena. Esmeraldas y Manabí, que para la semana pasada mostraron este tipo de incremento, en los últimos siete días han disminuido ligeramente”, menciona el informe del MSP.
Y agrega: “Las provincias que siguen con una tendencia a la disminución de este indicador siguen siendo Azuay, Carchi, El Oro, Napo, Pastaza, Pichincha y Sucumbíos, se suma Imbabura; y, Cotopaxi no ha disminuido en la última semana. Zamora ha disminuido el porcentaje de positividad respecto a la semana anterior. El resto de las provincias han incrementado el porcentaje de positividad en la última semana respecto a la anterior”.
Fiestas clandestinas, juegos sin mascarillas y piscinas inflables, ya en barrios de Guayaquil
Solo en Guayaquil las autoridades locales clausuraron el fin de semana dos fiestas clandestinas, donde la mayoría estaba sin mascarilla y aglomerados, se dijo.
Y en otros sectores de Guayaquil, como en el suroeste, habitantes irrespetan las medidas de bioseguridad. Así se constató en un recorrido efectuado ayer por diversos sectores.
Por ejemplo, en el parque Macará, en la 26 y la N, una treintena de hombres estaban ayer en la cancha de fútbol. Unos diez jugaban, mientras los restantes estaban conversando, sentados cerca, sin mascarillas y algunos de ellos bebían de la misma botella de agua. “Nos conocemos, somos amigos y compañeros de trabajo”, justificó Hugo Díaz, morador de ese sector.
En otros sectores del sur de Guayaquil, como en las Acacias, Valdivia y cooperativas de la isla Trinitaria, se repite este panorama. Su gente camina sin mascarillas o la usan debajo de la barbilla. Otras familias sacaron sus piscinas inflables a las veredas para bañarse. Dijeron que era por el caluroso día de ayer.
“Recién, después de casi ocho meses, sacamos la piscina. Los niños están cansados del encierro y así se distraen y se divierten un poco”, sostuvo Johanna Molina, en la cooperativa 2 de Agosto.
Ella afirmó que en el sector, los vecinos han perdido el miedo al virus: “hacen fiesta, juegan vóley o se quedan en las esquinas bebiendo cerveza, no se cuidan”.
Esto, mientras otros empiezan a llenar hospitales y a esperar por camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Fuente informativa El Universo
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