Ocho jóvenes fueron asesinados en Samaniego, en el departamento fronterizo de Nariño, al sur de Colombia, la noche del sábado. De acuerdo al gobernador de esa localidad, Jhon Rojas, el ataque se dio por la incursión de grupos armados.
Ante esto, el presidente colombiano Iván Duque dispuso que se desplieguen miembros del Ejército para así dar con los responsables.
Este no es el único hecho de violencia registrado, el martes las autoridades encontraron los cadáveres de cinco adolescentes afrodescendientes, entre los 14 y 15 años, en un cultivo de caña de azúcar de la ciudad de Cali (suroeste).
En el caso de Samaniego, el ministro de Defensa de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, dio a conocer que ofrecen una recompensa de alrededor de 50 mil dólares para quienes den información con los autores del hecho. Además se creó un Grupo de Tarea Especial para adelantar investigaciones y actos urgentes, el Ejército asignó una compañía de 120 integrantes para ejecutar tareas en la zona.
“La ocurrencia de masacres en el país manifiestan el altísimo grado de crudeza con la que los actores armados ilegales se encuentran disputándose los territorios para someter a la población civil a regímenes arbitrarios de violencia”, señaló la Defensoría del Pueblo (Ombudsman) este domingo en Twitter.
El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, advirtió que “la situación de seguridad para las comunidades se ha deteriorado notoriamente”.
Para Ariel Ávila, investigador y subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, “el fenómeno pandemia” había ocultado el recrudecimiento de la violencia que, según él, se acentuó desde que el presidente Iván Duque llegó al poder en 2018.
Fuente informativa El Universo
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