Hay esperanza para hallar vacuna contra el COVID-19, ¿qué países y quiénes la recibirían primero?

Nunca antes en la historia la comunidad científica mundial había actuado tan coordinadamente como lo está haciendo en la actualidad para la búsqueda de una vacuna contra el COVID-19. 

Científicos, laboratorios, farmacéuticas, universidades e institutos se comparten información, constantemente, sobre la estructura, debilidades y fortalezas del virus. El objetivo es salvar millones de vidas.
Los proyectos para la creación de una vacuna, reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con corte al 2 de julioascienden a 147 de los cuales 18 están en evaluación clínica (fase de pruebas con humanos). El desafío es colosal ya que se busca acortar los plazos, que por lo general son amplios (pueden tomar años), para desarrollar una vacuna.

Además, el éxito no solo dependerá de que el medicamento sea efectivo, sino que también pueda producirse a una escala nunca antes conocida (miles de millones de unidades y en el menor tiempo posible).

La OMS considera a la vacuna ChAdOx1 nCoV-19, desarrollada por científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el laboratorio AstraZeneca, como una de las más prometedoras.

En Ecuador, hasta el 3 de julio y según cifras del Ministerio de Salud, hay 60 657 personas contagiadas de COVID-19 y 4 700 fallecidos. Foto: Archivo
El medicamento, que está en fase 3 (ensayo en el que participan varios miles de voluntarios), se está probando en Gran Bretaña, Brasil y Sudáfrica.
Esta semana Sarah Gilbert, profesora de Vacunología de la universidad, indicó que están “muy contentos” de ver el tipo correcto de respuesta inmune que generó la vacuna.

Maria Augusta Bernardini, directora médica de AstraZeneca, afirmó que la vacuna podría empezar a producirse en octubre y comenzaría a ser distribuida masivamente para finales de 2020 si los resultados de los ensayos siguen siendo positivos como hasta ahora.

Otra de las candidatas a vacuna que “arrojó señales alentadoras” al demostrar que es bien tolerada por humanos es la BNT162b1, que desarrollan la farmacéutica Pfizer y la compañía BioNTech. Este medicamento es parte de un programa de cuatro vacunas que actualmente están siendo estudiadas.
Para el estudio inicial, 45 participantes de entre 1.8 y 55 años fueron asignados aleatoriamente para recibir una dosis determinada de la vacuna y un placebo, según cuenta Graciela Morales, epidemióloga encargada de asuntos científicos y médicos de Pfizerz.

Esta vacuna ha sido capaz de producir anticuerpos en cantidad similar o superior que las registradas en pacientes que tuvieron el virus: “También produce anticuerpos neutralizantes que neutralizan la capacidad del virus en niveles similares o superiores a los que se pueden encontrar en el suero de un paciente convaleciente y esto da mucho optimismo“, dice.

Aunque aclara que esto no es suficiente ya que la vacuna tiene que generar inmunidad y eso solo se lo sabrá con estudios en fase 3. Del grupo de cuatro vacunas que estudia Pfizer se elegirá la que mejores resultados obtenga y esa pasará a la siguiente etapa que se espera comience en este mes.
Si los estudios de fase tres son positivos, la farmacéutica espera tener la vacuna a finales de este año: “Produciríamos cientos de millones de dosis a finales de 2020 y tendríamos la expectativa de producir más de un billón de dosis al final del 2021“, asegura Morales.

Distribución de la vacuna contra el COVID-19 es uno de los cuellos de botella

Otro de los grandes desafíos será, de encontrarse una vacuna, la distribución del medicamento de forma equitativa para garantizar que todos los países del mundo, incluidos los más pobres, tengan acceso.

Para el Banco Mundial las vacunas deben ser distribuidas de manera gratuita, a través de un proceso objetivo. “No podemos permitir que los países de ingreso alto monopolicen el suministro mundial de las vacunas para la COVID-19, como ocurrió durante la pandemia de gripe A (H1N1) de 2009. Los países más pobres y vulnerables no pueden quedar rezagados”, dice el ente.

Para la OMS y el Banco Mundial no hay dudas de que las vacunas deben distribuirse en diferentes grupos de la población y por etapas, priorizando a los trabajadores, especialmente de la salud, que están en la primera línea de la respuesta contra el COVID-19, así como a las personas con mayor riesgo de contraer enfermedades graves y morir. Luego de esto el panorama no está muy claro.
El 18 de junio, la OMS presentó su propia “asignación estratégica”, que da prioridad a casi 2000 millones de personas, reuniendo a trabajadores del sistema de salud, adultos mayores o jóvenes que tengan un mayor riesgo de COVID-19.

Fuente El Universo