La tortuga Diego, que el lunes regresó a isla Española después de 87 años en el exilio, da los primeros pasos en su viejo-nuevo hogar, donde seguirá siendo rastreada y seguida por expertos del Parque Nacional Galápagos (PNG).
Con su liberación en la isla de la que aparentemente fue capturada en 1933, y tras haber colaborado a salvar su especie con 800 procreaciones, el Parque da por cerrado oficialmente el programa de reproducción y crianza en cautiverio de la especie Chelonidis hoodensis en la isla Española, en el sureste del archipiélago de Galápagos.
“Este programa de reproducción en cautiverio, sumado a las acciones de manejo implementadas en la isla, nos dan la tranquilidad de que logramos salvar una especie que de otra manera se hubiera extinguido”, aseguró Paulo Proaño, ministro encargado del Ambiente y Agua de Ecuador.
Y es que gracias al proyecto, llevado a cabo con el Galapagos Conservancy, a través de la Iniciativa para la Restauración de las Tortugas Gigantes (GTRI por sus siglas en inglés), la especie ha pasado de 15 ejemplares a 2.300 en las cuatro décadas que ha durado el programa.
TORTUGAS EN CUARENTENA
La isla reúne ahora las condiciones necesarias para mantener a la creciente población de quelonios a largo plazo y que estas tortugas no se vean de nuevo amenazadas.
Junto a Diego han sido liberados otros catorce ejemplares que sirvieron para la reproducción, doce de ellas hembras.
Las quince llevaban meses sometidas a un proceso de cuarentena, dado que en un principio su liberación estuvo prevista para marzo pero, por el coronavirus, debió ser aplazada hasta ayer, lunes.
Antes de su liberación, según un comunicado del Parque Nacional Galapagos, fueron “desparasitadas” interna y externamente, y se les colocó un microchip de identificación.
En la isla fueron soltadas a unos 2,5 kilómetros de la costa, en un sector denominado Las Tunas, donde se concentra la mayor cantidad de cactus Opuntia, su principal alimento.
“El trabajo es fuerte pero el compromiso es mayor. Las 12 hembras, que pesan en promedio 35 kilos, fueron cargadas por una sola persona, mientras que para los 3 machos, cuyo peso superaba los 55 kg, fue necesaria la participación de dos personas, en relevos”, relató sobre la experiencia Danny Rueda, director del PNG.
Fuente Informativa: El Diario