El amor es más grande que la muerte

Dos veces se ha zafado de la ‘pelona’. A sus 23 años, Jair Manuel Quiluma Montaño está curtido en accidentes mortales por seguir a Barcelona a todas las canchas.
“Uno anda con Dios, por eso me he salvado dos veces”, dijo el joven que ha sobrevivido a las dos tragedias de buses: la de Cuenca, ocurrida el 18 de agosto de 2018; y la del pasado sábado en la vía Máncora-Talara (Perú), ambos sucesos con víctimas mortales.
“Cuando sufrí el primer accidente en Cuenca vi morir a muchos hermanos, fue duro, me dije a mí mismo que no iba a viajar más, pero después de tres meses lo hice de nuevo, mi amor por Barcelona es más grande que eso”, contó.
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En ese percance se lanzó por la ventana para salvarse, pero en este último se agarró fuerte de un tubo del vehículo para no salir despedido. “El chofer estaba como ‘loco’, para mí que se quedó dormido”.
A pesar del dolor por la pérdida de nueve de sus ‘panas’ de barrio y de la barra Sur Oscura, se sentó a reflexionar en una vereda de Talara, capital del distrito peruano de Pariñas. Asegura que Dios tiene destinado algo para él, por eso no lo quiere arriba.
“La ‘huesuda’ (muerte) no me quiere aún, de los dos accidentes casi he salido ileso, solo con raspones, pero el daño en el ‘mate’ (cabeza) queda al ver morir a tus amigos”, mencionó el hincha torero que fue uno de los primeros en ser dado de alta del hospital 13 de Talara, donde estaban al menos 24 heridos y cinco fallecidos.
La ‘vaca’ para el viaje
Jair, al igual que sus amigos, durante una semana reunió 100 dólares para pagar el viaje a Lima, para ver al Ídolo contra Sporting Cristal.
“Me tocó vender una gorra y una camiseta para alentar a mi equipo, pero no me arrepiento. Ahora puedo decir que ya no viajaré, pero creo que eso es mentirme, porque sí lo volveré a hacerlo”, manifestó.
“Perdóname, mamá”
Junto a Jair estaba Eder Medina, quien se lamentaba no solo por la muerte de los barristas, también por la preocupación que generó en su familia al viajar sin permiso.
“Perdóname mamá, no lo volveré a hacer. Quiero estar en Guayaquil para abrazarte”, manifestó el joven, de 20 años, integrante de la barra Los Vagos de la 9, filial de la Sur Oscura.
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Eder sabía que su madre no le permitiría viajar, por eso le dijo que iba a salir con unos amigos, pero agarró su mochila y acudió a la 01:00 del 12 de febrero al estadio Monumental, para embarcarse en uno de los buses que los trasladaría a Huaquillas, El Oro. Luego tomaron otro vehículo que los llevó a Lima.
“Mi mamá no estaba de acuerdo, ahora que ya ve las noticias se debe haber enterado, por eso le pido perdón”, refirió.
Él siente que volvió a nacer, pues en sus pies había mucha sangre de sus amigos heridos y fallecidos.
DIARIO E XTRA