Jóvenes con pocas oportunidades laborales en Quito
La capital fue la ciudad del país en la que más deterioró el empleo en el último año. Según datos a junio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) el subempleo, que es un empleo precario, creció de 9,9% a 14,3%. Esta es una realidad que también afecta a la población joven de Quito. La falta de experiencia es la principal barrera que enfrentan la población de este rango de edad. Por eso, los primeros pasos en el mercado laboral se dan en negocios familiares. Otros trabajan en ramas distintas a la profesión o deciden emprender algo propio. En el primer grupo están los chicos de entre 15 y 17 años. El artículo 35 del Código del Trabajo establece que los jóvenes en ese rango de edad “tienen capacidad legal para suscribir contratos de trabajo sin necesidad de autorización alguna, y tienen derecho a recibir directamente su remuneración”. El Proyecto de Erradicación del Trabajo Infantil, dice que los menores de edad tienen derecho a laborar en condiciones seguras, a recibir un salario igual o mayor al mínimo y ser afiliados a la seguridad social. La jornada de trabajo es de seis horas diarias o 30 semanales, en horarios matutinos y vespertinos, y de lunes a viernes, siempre que no interrumpan su desarrollo educativo. A menudo los menores de edad en el país ayudan a sus padres en los negocios. En estos casos no es obligación de los dueños darles un salario o afiliarlos, ya que es trabajo familiar o formativo. Este es el caso de Damaris Baquero, una joven de 15 años que estudia en el colegio General Píntag en las mañanas y en las tardes colabora en la tapicería de su madre, ubicada en el valle de Los Chillos. Damaris ayuda a comprar la tela, limpiar los carros y desarmar el mobiliario para poner un nuevo recubrimiento. Datos de la bolsa de empleo de OLX muestran que solo 25% de las 17 000 ofertas de empleo disponibles en su plataforma es para jóvenes de entre 15 y 17 años. El rango de edad más solicitado por las firmas es de 25 a 35 años, con el 66% de la demanda. Otros jóvenes, que aún estudian en la universidad, han tenido que aceptar opciones de empleo en ramas distintas a sus profesiones. Isabel Caiza es una de ellas. La estudiante cumple con una rutina ajetreada desde hace cinco meses. A diario esta joven, de 23 años, sale temprano de su casa en Guamaní, en el sur de Quito, para ir a la Universidad Politécnica Salesiana, en el norte. En su mochila no solo lleva los cuadernos y libros, sino también el uniforme que debe vestir para su trabajo a medio tiempo en un local de comida rápida en El Recreo. “Mi intención era vincularme en alguna actividad afín a mi carrera (Comunicación Social), pero es muy difícil encontrar una plaza”, comenta Caiza. Para esta búsqueda recurrió a bolsas de empleos digitales, dejó su carpeta en algunas empresas. Consultó también en la bolsa de empleo de su Universidad, pero no tuvo éxito. Otra institución que dispone de esta herramienta es la Universidad de las Américas (UDLA). En promedio, 1 819 estudiantes se postulan por mes en esta plataforma, pero las ofertas solo llegan a 112 mensuales. En el restaurante, Caiza tiene un cargo de Líder de Experiencia. Ella está conforme porque es un trabajo estable, aporta al seguro social y tiene todos los beneficios legales. Aunque el INEC no dispone de datos del mercado laboral en Quito por rango de edad, las estadísticas muestran que a escala nacional, 39 de cada 100 jóvenes de entre 15 a 24 años están desempleados. Para otros jóvenes la mejor opción es emprender. Esa era la idea de Ronny Logaña Santos, desde antes de graduarse de Periodismo en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE). En junio del 2018 creó una agencia publicitaria, junto a María José Altivar, que se especializa en el desarrollo de productos multimedia para marcas. PIC, como se denomina el negocio, requirió un capital inicial de USD 10 000. Hoy, la empresa brinda sus servicios a seis marcas. La Alianza por los Jóvenes, una iniciativa público-privada que se lanzó el pasado 4 de julio, busca que más jóvenes tengan oportunidades. La propuesta agrupa a 22 empresas que buscan mejorar las competencias de 13 000 jóvenes, de entre 18 y 30 años de edad, en los próximos dos años. Para cumplir el objetivo se ejecutarán pasantías, carreras de formación dual, impulso al primer empleo y apoyo al emprendimiento, explicó Virginia Matos de Barría, presidenta de Nestlé Ecuador, firma que lidera la propuesta, que globalmente ha sido impulsada desde el 2013.
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