Contraloría pone el ojo a la barredora
El equipo fue adquirido en 2016 a la empresa Galarmobil por un costo de 312 mil dólares, pero casi nunca se usó por inconvenientes en su operatividad. Actualmente se encuentra en el patio de la dirección municipal de Higiene. La adquisición del vehículo se efectuó con un préstamo hecho al Banco del Estado. La concejal Estefanía Macías fue quien solicitó el año pasado a la Contraloría auditar el proceso de esa compra. Ahora ella reveló que en un primer informe borrador, leído hace varias semanas en Portoviejo, el organismo de control detectó que la adquisición de la barredora se realizó sin un estudio técnico que justificara la necesidad y características del vehículo. “La Contraloría sostiene que se debió contar con un estudio técnico que sustentara la compra y el uso. Pero como no se lo hizo, el resultado es una barredora inservible”, dijo Macías. La Contraloría observó al exdirector de Higiene, Renato Medranda, por solicitar la adquisición, y al alcalde Jorge Zambrano, por aprobar la compra, explicó Macías.El alcalde reconoció que la observación hecha por Contraloría determinó que “el equipo no era el adecuado para las calles de la ciudad”. Pero él se defiende; cree que la responsabilidad recae más sobre la empresa proveedora porque ésta debió ofrecerle al cabildo un producto útil. La defensa. “Cuando uno compra una barredora, el que sabe lo que vende y lo que ofrece es el oferente. Entonces si yo voy va ofrecele a usted cualquier equipo que sea, yo tengo que ofrecerle lo que le es útil a usted. Yo no conozco todos los detalles de una barredora”, indicó. Zambrano aclaró que se están defendiendo ante la observación de Contraloría. Y que, además, están siguiendo un proceso judicial a la empresa proveedora de la barredora para que devuelva el dinero o entregue otro vehículo útil. “Nosotros no podemos ni vamos perder ese dinero. Aquí no se trata de infantilismo, somos adultos y tenemos que hacer las cosas como manda la ley”, sentenció.El problema de la barredora es que los filtros se tapan por cada dos cuadras que se recoge tierra. Eso implica tener que parar el vehículo para estar limpiando y luego volver a trabajar. Pero a ese ritmo es difícil trabajar, se precisó.
EL DIARIO