Un abrazo puso fin a 25 años de ausencia

Lo cierto es que, por cuestiones que prefieren dejar en el pasado, madre e hijo se distanciaron durante 25 años, tiempo durante el cual nada pudo hacer que se olvidaran el uno del otro.Hace dos meses Carlos Briones Troya, aquel niño que se convirtió en hombre en manos de sus familiares paternos en Santo Domingo, en especial una tía, no pudo soportar más la falta de una madre, ya no para que lo atienda como bebé sino para que lo ponga al día con toda su ternura de madre acumulada.Para solucionar esa carencia fundamental en la vida de todo ser humano, se acercó a las oficinas de la Dinased, en la Policía, y pidió ayuda para localizar a quien le latía dentro del corazón como un sentimiento añejo: su madre Betty Pacheco, de quien no sabía absolutamente nada. Búsqueda. Ante el pedido, la Policía movilizó sus recursos técnicos y humanos y, tras un período de investigaciones de dos meses, dio con el paradero de doña Betty en Manta, quien fue informada del feliz hallazgo de su hijo por medio de una hija.Ayer, al cabo de una larga espera, demasiada para dos seres que nunca dejaron de quererse y necesitarse, se dio el ansiado reencuentro en una oficina de la Policía en la que madre e hijo prefirieron llorar y abrazarse fuertemente a pedirse explicaciones o justificaciones sobre lo que pudo ser y no fue.“Me siento la mujer más feliz del mundo. No quiere hablar del pasado, sólo quiero recuperar el tiempo perdido con mi hijo, es algo que resulta inexplicable”, dijo Betty sin aflojarse del cuerpo de Carlos.El joven, a tono con la emoción de su progenitora recuperada, también dijo estar feliz, con ganas de compartir con ella y hablar de “muchas cosas”, entre ellas, de su esposa e hijo.Estadísticas. Durante este año, a nivel de la zona 4 -Manabí y Santo Domingo-, la Dinased ha atendido 13 casos de personas desaparecidas, 8 han sido resueltas y 5 están en proceso de investigación.

EL DIARIO