Se sienta en un banco del parque de La Madre y lo primero que se le viene a la cabeza bien peinada es decir que sus inicios se remontan a 1959, casi 60 años, cuando Portoviejo vivió uno de los sucesos más trágicos de la época.
El acontecimiento, aunque lamentable, le vino como anillo al dedo a quien, siendo aún estudiante del colegio Olmedo, daba sus primeros pasos en el periodismo en Radio Costa Azul, una de la cual recuerda todo, menos la frecuencia, por supuesto, en AM.
“Creo que se pudo evitar, pero la gente ya estaba demasiado encolerizada con lo que había pasado”, comenta don Hugo como si el hecho tuviera unas pocas horas de acontecido.
Resulta que, a causa del acoso de un tal capitán Quevedo, un conscripto muy querido en la ciudad, conocido como el “Papi” García, había decidido irse de la vida dándose él mismo un tiro de gracia.
El acontecimiento enfureció tanto al pueblo que, sin consideración alguna, disparó, arrastró y quemó al capitán en una escena que revivió la hoguera bárbara del Viejo Luchador.
Y don Hugo, pluma y libreta en mano, estuvo allí para captar los pormenores y llevarlos corriendo hasta la radio para que la ciudad se pusiera al tanto del fatídico suceso.
“Eran tiempos en donde el reportero hacía de todo, no había celulares ni nada de eso; ni siquiera grabadoras”, precisa don Hugo, mientras revisa, para refrescar la memoria, un libro suyo -Vivencias- en el que cuenta algunos detalles de su vida periodística.
Cumplir. Detalles como el que, a inicios de los 60, el periodismo se podía cubrir en un carro -que eran muy pocos-, pero “cuando no había se tenía que avanzar en bicicleta e incluso a pie, con tal de llegar al sitio requerido y cumplir con la misión de informar”.
WhatsApp, Twitter y Facebook no tenían cabida ni siquiera en la más fértil de las imaginaciones, cosas que, no duda en decir, han facilitado mucho el trabajo actual de los periodistas.
Fruto de esas andaduras en algunas de las radios, también recuerda la creación del programa “Los barrios cantan en diciembre”, el cual dio la oportunidad a muchos artistas, locales y afuereños, de mostrar sus cualidades artísticas.
Sólo las tareas educativas lo alejaron de la radio.