La fe los guía hacia La Virgen
La niña ha estado por varios días sin comer nada, dijo Noemí Silva, quien reside en la parroquia Alejo Lascano, de Paján.
Ella desconoce qué le sucede, por eso ha puesto toda su fe en la Virgen para que la sane.
“Le pedí que me la cure, por eso voy a caminar, así llueva, truene o relampaguee”, dijo la mujer.
Noemí junto a sus hermanas y sobrinos llegaron a la terminal terrestre de Portoviejo, de donde iniciaron la caminata hacia Montecristi.
Desde hace 20 años ha caminado hasta la iglesia de Montecristi, afirmó.
“La primera vez que caminé lo hice sin fe, pero el año siguiente la Virgen me dio la fuerza para que lo hiciera de nuevo”, recuerda Noemí.
En el trayecto los miembros de su familia hicieron oraciones, rezaron y hasta se detenían en ciertos tramos para descansar.
“Nosotros llevamos tongas para comer en el camino”, dijo Merli Silva, hermana de Noemí.
Esta familia inició la caminata a las 10h00 y su meta era llegar a Montecristi a las 17h00.
Algo similar hicieron la mañana del sábado Luis Velásquez y Graciela Villavicencio, esposos.
Ellos son de Picoazá y llevan 12 años caminando hasta Montecristi.
Luis comentó que en esta ocasión le está pidiendo a la Virgen que cure a uno de sus nietos que está delicado de salud.
El viernes pasado un grupo de 800 personas caminó desde Portoviejo hasta la Basílica para rezarle a la Virgen.
Estas historias forman parte de las miles que se pueden encontrar en las vías de Manabí en estos días, que muestran la fe que tienen en la Virgen de Monserrate.
Comerciantes. Ayer en la Basílica de Montecristi se observó una larga fila de creyentes que esperaban su turno para subir al camerino de la Virgen y ver la imagen.
El sector comercial del cantón espera que las ventas se incrementen por la procesión mayor, que será el 21 de noviembre.
También hay reclamos por la poca organización.