Caravana enfrenta dudas sobre seguir su camino a EE.UU.

Más de 5 mil personas, en su mayoría hondureñas, han ido llegando desde el pasado domingo a la capital mexicana, donde son ubicadas en carpas y tiendas de campaña en el complejo deportivo Magdalena Mixhuca.

Entre los migrantes circula la idea de que van a emprender de nuevo su camino hacia Estados Unidos mañana, cuando los contingentes que se encuentran en el estado de Puebla ya hayan alcanzado Ciudad de México.
Sin embargo, varias asociaciones humanitarias, entre ellas el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), están redoblando los esfuerzos para informar a los migrantes de las dificultades de entrar en Estados Unidos y les aconsejan pedir asilo en México.
Migrantes. “Para quedarme en México, me hubiera quedado en Honduras”, dijo León Rodríguez tras abandonar una carpa de asesoramiento migratorio donde le advirtieron de “los peligros de la frontera”, como la “separación de familias”.
Este hondureño, que abandonó su país por “la inseguridad y el mal gobierno”, tiene claro, a pesar de las dificultades de la travesía, que “uno sabe a lo que se atiene y el riesgo que corre”.
En la fila de reparto de ropa, el también hondureño Francisco Redondo tiene más dudas sobre la llegada a suelo estadounidense porque “dicen las noticias que hay muchos militares en la frontera”.
Como al resto de migrantes, le gustaría llegar a Estados Unidos porque “hay mejores oportunidades”, pero se ha planteado pedir refugio ante las autoridades mexicanas.
Caravana. De la caravana migrante que entró en México el 19 de octubre, los 5 mil que han llegado a la capital han rechazado hasta ahora pedir refugio para poder alcanzar Estados Unidos, mientras que otros 3 mil sí lo hicieron y permanecen retenidos en la frontera sur.
Rosaura Pineda, una anciana hondureña que viaja con ocho familiares, agradeció el apoyo de las autoridades mexicanas en cuanto a comida, ropa y medicamentos, pero no desiste de su sueño de reunirse con su hija que vive en Minnesota.
“No dejan de preocuparnos, pero cuando estemos allá será otra cosa. A lo mejor el Gobierno de Estados Unidos cambia de opinión cuando mire a la gente y le acaba tocando el corazoncito”, explicó Rosaura, quien se encomendó a “esperar a ver qué dice Dios”.
También está pendiente de lo que suceda en la frontera Emilson Manuel Figueroa, quien dejó a sus dos hijos en Honduras para trabajar en Estados Unidos.
Otros. Mientras tanto, 1.200 migrantes de una segunda caravana hondureña que llegó a México el 29 de octubre siguen avanzando por el sur de México y ayer llegaron a la comunidad de Santo Domingo Ingenio, en el estado de Oaxaca, donde dormirán en el auditorio municipal.
El gobierno oaxaqueño proporcionó alimentos a la caravana y, en coordinación con el sector salud, se brindó atención médica a quienes lo requirieron, indicaron las autoridades.
EL DIARIO