29.874 estudiantes en Manabí dicen el ¡sí, juro! con civismo

 

Pero no cualquiera puede sacar por sobre los 9 puntos, ganarse la admiración de maestros y compañeros, pero, sobre todo, ser el encargado de portar en Estandarte Nacional.

Cada colegio cuenta con uno de ellos, pero cada uno tiene una historia diferente, todas dignas de aplausos, pero no todas dignas de ser contadas.
En el caso de Sara García sí que vale la pena, pero más alegría, saber cómo llegó hasta el sitial de honor en el que ahora se encuentra.
Sentada alrededor de un árbol, en el patio del colegio Santo Tomás, de Portoviejo, al cual pertenece, afirma que su logro fue conseguido con mucho sacrificio y gracias a la ayuda perenne de sus padres.
“Yo creo que hay tiempo para todo, pero en lo que respecta a los estudios hay que ser muy responsable. Creo que lo que uno se propone se puede alcanzar, es asunto de quererlo”, asegura Sara, de 17 años.
El secreto de su éxito radica en que memoriza y retiene todo lo que escucha en las clases; de allí que, cuando llega a casa, sólo estudia una media hora, aunque primero escucha música para relajarse.
“Escucho pop en inglés y también pop latino, me gusta Bruno Mars, el de Uptown funk”, indica la estudiante, poseedora de un promedio global de 9,91.
Se sincera al decir que hay materias que no le gustan, como el inglés, y otras que la apasionan, como las matemáticas, la química y la biología, todas las ciencias exactas. Espera tener dos profesiones: médica e ingeniera ambiental.
Su mensaje final para sus compañeros es “que todo lo que se propongan lo hagan con esfuerzo, pues lo van a conseguir”.
Para la rectora de ese colegio, Marilyn Gutiérrez, “el abanderado no debe competir con nadie, sino evaluarse él mismo, es como tomarse un autoexamen”.
Solidario con los otros. No muy distinto de su caso es el de Alan Marín Molina, también de 17 años, quien se educa en la Unidad Educativa Informática Portoviejo.
Distendido y sin poses de “cerebrito”, también desde el patio de su institución, el joven cuenta que haber alcanzado un promedio de 9,95 es consecuencia directa del apoyo de sus padres y de su esfuerzo diario.
“Las horas que le dedico al estudio depende de la cantidad que tenga, aunque en promedio son tres horas diarias”, manifiesta Marín, quien aún no tiene definida la profesión que quisiera seguir. Lo único que tiene claro es que tiene ser “algo así como ingeniería”.
Sonriente, manifiesta que no es egoísta con los demás, que si alguien no sabe hallar el trinomio cuadrado perfecto de un problema, no duda en enseñarle, aunque no llega al extremo de “hacerle los deberes”.
“En buena hora mi grupo de amigos casi todos están en el cuadro de honor”, indica Marín, quien pese a ser el mejor alumno del colegio, confiesa que no se ha librado de esos momentos en los que no está seguro de una respuesta y alguien le ha salvado la vida.
Cuántos son. Según Rafaela Macías, directora encargada de Educación del Distrito, hay 61 alumnos abanderados en el cantón, de un total de 7.000 estudiantes que deberán cumplir con el homenaje al lábaro patrio el día de hoy.
“Este año se les entregará un diploma de reconocimiento a los mejor puntuados, y también a los que forman parte del cuadro de honor”, dijo Macías.
Según datos facilitados por la Dirección zonal de Educación, a nivel provincial 29.874 alumnos jurarán la bandera; en lo que respecta a Santo Domingo, lo harán 11.927, lo cual da un total de 41.801.
FUENTE EL DIARIO