Luto en Manabí por asesinato de migrantes en Venezuela
En la casa de caña guadúa que con esfuerzo construyó hace una década Yandri Solórzano en la parroquia La Pila, de Montecristi, el dolor invadía el ambiente.
La familia Solórzano Morrillo, en particular Temilda Morrillo, estaba conmovida con la noticia de que su hijo Yandri, al igual que su cuñado William López Anchundia y el hijo de este, Giovanny López Castro, habían sido asesinados la madrugada del pasado sábado por un hombre que minutos antes de abrir fuego contra ellos les había pedido un encendedor.
El hecho ocurrió en la terminal internacional de buses El Paraíso en la capital venezolana, nación que hace más de 25 años acogió a López y su familia y hace ocho a Yandri. Precisamente esta familia había ido a la estación de buses a recibir a Lourdes Moreira, esposa de Wilmer Solórzano, hermano de Yandri, uno de los cinco heridos que también dejó ese ataque.
Karen Bailón, cuñada de Yandri, contó que todo había ocurrido en cuestión de segundos. Al no obtener el encendedor, el asesino les prometió a sus parientes políticos que volvería por ellos. “Solo les dijo (el asesino) que ya regresaba, pero no le tomaron importancia, luego regresó con dos armas a disparar a todos, a uno por uno… La única que salió ilesa fue la esposa de Yandri, Lexi Mendoza, porque se alcanzó a tirar al piso y hacerse la muerta”, narró Bailón sobre lo contado por sus parientes desde Caracas.
Johanna Solórzano, hermana de Yandri, dijo que sus hermanos Wilmer (44) y Maryuri (37) resultaron heridos, al igual que su prima Carolina Morrillo (33) y sus sobrinos Vanessa Mero (18, hija de Maryuri) y Josué (12, hijo de Yandri).
Bailón dijo que además de la distancia les preocupa que, supuestamente, no están siendo atendidos, pues le han dicho sus parientes que, al parecer, los fines de semana no atienden los cirujanos.
Gabriel Solórzano, otro hermano de Yandri, lamentó que esto ocurriera a pocas semanas de que su hermano, cuñada y un hijo decidieran retornar definitivamente a Ecuador, pues ya tenían comprados los pasajes para regresar el 28 de febrero.
Temilda Morrillo y José Solórzano pidieron al Gobierno de Ecuador que los ayudara a repatriar el cadáver de su hijo Yandri para darle “cristiana sepultura” y verlo por última vez. “Yo quiero que ustedes me ayuden a traer a mi hijo y a mis otros hijos también”, dijo Temilda, quien lloraba por la muerte del penúltimo de sus doce hijos.
El dolor también invadía en la comunidad de Manantiales (limítrofe con Jipijapa). Allí, Rosa Anchundia estaba atenta al teléfono para saber noticias de su sobrino William López y de Giovanny López Castro.
“Hasta ahora me dicen que los piensan sepultar allá, pero nosotros queremos hacer fuerza y pedirle al presidente (Rafael) Correa que nos ayude a traerlos a mi sobrino y a su hijo”, dijo Anchundia, quien recordó que hace 20 años al padre de William también lo asesinaron en Venezuela.
Su sobrino, quien laboraba como taxista en Caracas, los visitó en mayo pasado y también tenía previsto retornar definitivamente a mediados de año por la crisis que vive Venezuela.
Paula Menoscal, dirigente de la comunidad de Manantiales, refirió que desde hace más de 35 años unos cien habitantes de esta zona decidieron ir a probar suerte en Venezuela.
FUENTE: EL UNIVERSO