Macri, virtual presidente
El líder de la alianza Cambiemos, Mauricio Macri, se imponía anoche en las elecciones presidenciales argentinas.
Así lo notificaron los datos parciales del escrutinio.
Macri se convertirá en el nuevo mandatario del país, según los datos con más del 60 % del escrutinio efectuado.
Con el 66,37 por ciento de las mesas escrutadas, Macri logró un 53,46 por ciento de votos frente al 46,54 por ciento del oficialista Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria.
Los datos difundidos por el Ejecutivo argentino, a cargo del escrutinio provisional, indican que el nivel de participación en la jornada electoral ha sido del 80,63 por ciento.
Inmediatamente después de conocerse estos resultados, Scioli reconoció su derrota y felicitó a su oponente.
Unas 32 millones de personas estaban convocadas a votar ayer en esta segunda vuelta, la primera que se realiza en Argentina, tras la primera ronda del 25 de octubre, en la que Scioli había obtenido el 37,08 % de los votos y Macri el 34,15 % de los sufragios.
Macri gobernará Argentina a partir del próximo 10 de diciembre relevando a Cristina Fernández (2007-2015) y cerrando doce años de kirchnerismo, iniciados con Néstor Kirchner (2003-2007).
Macri es el primer mandatario del país elegido en segunda vuelta y su nombramiento marca un cambio drástico y termina con los doce años de la llamada “era K”.
Pocos apostaban apenas hace unos años a que Macri, el “ingeniero”, como se le conoce en círculos políticos y empresariales, un hombre sin tradición militante y que aterrizó en la política en su madurez, llegaría a la Presidencia en su primer intento.
Ha roto, además, la tradición de abogados en el sillón de Rivadavia y es el primer empresario que logra el bastón presidencial desde el retorno de la democracia, en 1983.
Para llegar a la Presidencia se creó un perfil de ciudadano medio, con un aspecto desenfadado y una campaña audaz e innovadora, basada en el contacto personal y volcada en las redes sociales, más eficaz que las multitudinarias concentraciones del peronismo.
Evita las etiquetas ideológicas y apuesta por el “desarrollismo del siglo XXI”, con la bandera del “cambio” y el sueño, ha dicho, de una Argentina unida.
La “revolución de la alegría” que propuso en un programa con poco contenido para resolver los graves problemas del país caló entre los electores frente a la “campaña del miedo” que lanzó el oficialismo para intentar frenarle.
“Voy a dejar lo que tengo y lo que no tengo para que los argentinos tengan mejores oportunidades”, prometió.
Fuente: El Diario Manabita