Los que salen del bono caen en depresión
El maestro Burgos, que fue un exitoso vulcanizador en los años 70, se tapa la cara tratando de evadir la realidad. Vuelve en sí y cuenta que los primeros días de enero se acercó, contento, como cada mes, al Banco del Barrio.Allí presentó la cédula para que le pagaran el bono de desarrollo humano, un aporte de 50 dólares que da el Gobierno a las personas de la tercera edad y con discapacidad. Pero no le dieron dinero sino la peor noticia que pudo recibir. “Ya no era beneficiario del bono”. Don Burgos señala que no podía creer que a los 80 años lo dejaran desamparado, sin su bono. Con ese dinero, dice, compraba sus medicinas y tenía independencia para comprar comida.El hombre mostró su casa en el sector de Edén del Valle, la cual es de caña y se sostiene por un milagro de la naturaleza. Ya no puede trabajar y come cuando sus hijos le pasan alimentos. “Lo que nos hacen a los ancianos no tiene nombre”, señala indignado.En la ciudadela Los Cerezos, Carmen Vélez pasa por un dolor similar. Desde hace 10 años está confinada a una silla de ruedas, por lo que empezó a recibir el bono. Sin embargo, cuenta, en este mes también la excluyeron de dicha asistencia. Indica que hace unos meses recibió la visita de la brigada Las Manuelas para actualizar sus datos. Ella pensaba que tal vez la iban a inscribir en el bono “Joaquín Gallegos Lara”, de 240 dólares. Sin embargo, le bajaron el grado de discapacidad y finalmente la eliminaron del subsidio.Los casos de personas que han sido excluidas de esta asistencia social se replican en todo Manabí. Anselmo Lino, presidente de la Unión Nacional de Organizaciones de Personas con Discapacidad, dice que en la zona sur de Manabí la situación es de llorar. Menciona que en la comuna Sancán decenas de ancianos lloran por su exclusión del bono. Indica que las personas en estas condiciones cuando cobran “sienten que están vivos, que la sociedad y las autoridades aún se interesan en ellos”. Pero sin embargo ahora hay muchos viejitos dormidos, alerta.DEPURACión. En el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que tiene a su cargo el bono, se indica que más de 7.000 personas han salido de esa asistencia en la zonal 4 Manabí-Santo Domingo. Guido Mosquera, coordinador zonal del MIES, dice que los informes que tiene es que estas personas ya superaron los niveles de pobreza y, por ende, están en una situación mejor, por eso los bonos fueron reestructurados y pasados a personas que lo requieren. Asegura que un número similar -7.000 personas- han sido incluidas en el beneficio.Sin embargo, Anselmo Lino señala que en la mayoría de los casos las personas siguen igual de pobres y ancianos, además en todos los casos de la discapacidad esa condición no desapareció.Invitó a las autoridades del MIES a que visiten las casas de los excluidos para que comprueben la realidad.Mosquera dice que las personas que salieron de la base de datos del bono demuestran que tienen transacciones y débitos con el SRI por compras a su nombre, lo que demuestra que su nivel económico ha mejorado y automáticamente el sistema los elimina. Asegura que cuando salen, sobre todo en el caso de los discapacitados, se activa otro plan de asistencia y coberturas estatales que les permite mejorar sus condiciones. Algunos afectados han descubierto que sus hijos y otros familiares han realizado transacciones comerciales con sus datos, pues las personas de la tercera edad tienen exoneraciones y beneficios.AFECTADOS. El psiquiatra Robert Loor señala que cuando una persona en estas condiciones de edad o discapacidad deja de tener esta ayuda, cae en un estado depresivo porque cree que ya no le interesa a la sociedad. Explica que el evento traumático que recibe puede ser alto y el primer síntoma que tienen es que pierden el apetito y el sueño, por lo consiguiente bajan de peso y su salud se deteriora, bajan las defensas. En casos más graves esta situación los predispone al suicidio, alerta.Es por eso que en algunos casos los hijos se unen para ayudar. Ramón Moreira, dice que su madre de 86 años y moradora de la ciudadela San Alejo fue sacada del bono sin mayores explicaciones y al no cobrar en enero se deprimió mucho. Por eso, señala, entre los hermanos acordaron dar 10 dólares para completar los 50 para entregárselos cada mes, a partir de febrero, “así ella creerá que el Estado aún la mantiene y será feliz”, dice decepcionado.
EL DIARIO